miércoles, 7 de enero de 2015

La Barriada de Nuestra Señora del Carmen

Esta fue la primera promoción de viviendas sociales de Puerto de Cabras, aunque coincidió en el tiempo de su construcción con la de Las Lojas y la Barriada Militar de El Charco; éstas últimas, fueron consecuencia de la edificación de los cuarteles militares y sus infraestructuras anejas.
Se hicieron sobre los solares que el Ayuntamiento del Puerto compró a doña Josefa Castañeyra para cederlos al Mando Económico de Canarias que construyó este grupo de viviendas, correspondiendo a la corporación municipal la urbanización de los viales que las circundaban. Y así se prolongaron las entonces calles de Secundino Alonso y del General Linares ( después del General Franco y hoy Primero de Mayo).
Los primeros vecinos adjudicatarios las ocuparon entre 1945 y 1947 y, en torno a sus casas nuevas construcciones y tiendas protagonizaron el ensanche de Puerto de Cabras hacia el sur, hacia Los Pozos.


jueves, 4 de diciembre de 2014

La Calle Primero de Mayo

Una de las vías más anchas de Puerto de Cabras se contemplaron en los antiguos diseños de la localidad, en los que intervino Diego Miller (1777-1854). arrancaba en el barranco del Pilón y cruzaba la población hasta el Barranquillo de la Miel, en su desembocadura de la Hoya de Los Pozos o del inglés, trasera del actual Centro Bibliotecario Insular.
Durante el siglo XIX se la denominó Calle del Norte, hasta que en l904, con la llegada del Batallón Fuerteventura, el ayuntamiento decidió rotularla con el nombre del General Linares, con el que se mantuvo hasta 1950 en que, siendo alcalde Miguel Velázquez Curbelo, la Comisión de Asuntos Indeterminados decidió rebautizarla como Avenida del Generalísimo Franco, en claro homenaje a la visita que el entonces Jefe del Estado hizo a Puerto de Cabras.
La llegada de la Democracia en la década de 1980 trajo un nuevo nombre para este vial, al asumir el de Primero de Mayo que aún lleva en su versión parcialmente peatonal; un rótulo que homenajea al día mundial del trabajo.



martes, 2 de diciembre de 2014

La calle Secundino Alonso, 1926-1950

La calle de Secundino Alonso fue nominada a propuesta del concejal del Partido Republicano Federal, Ángel González Brito, en acuerdo de la Comisión Permanente de 1926. Sin embargo la resolución que así lo decidió no fue ejecutivo, al menos hasta 1950 en que, siendo alcalde Miguel Velázquez Curbelo, se encargó a la Comisión de Asuntos Indeterminados del ayuntamiento que propusiera y justificara la nominación de varias calles de la localidad; entre ellas ésta que nos ocupa.
Lo que ocurrió en 1950 es que para rescatar el nombre de Secundino Alonso, tuvo que caer el antiguo nombre con que hasta entonces se conocía: calle San Roque. Y, puestos a revisar el callejero del Puerto de Cabras, optaron por no perder al patrono de los apestados, para lo que decidieron que, en su honor, se renominase la calle o camino de La Rosa de don Bernabé Felipe. Y así lo hicieron en aquel año.


Una de las consecuencias de aquellos cambios fue la incidencia en los padrones de habitantes y en los padrones fiscales y registros de inmuebles y solares, además de su repercusión en el Registro de la Propiedad: La calle Secundino Alonso fue presumiblemente antes de 1926 y certeramente antes de 1950 la calle San Roque; la calle San Roque fue antes de 1950 la calle de La Rosa,un rótulo éste último que desapareció a partir de este año.
Secundino Alonso Alonso (1854-1924) fue un político local vinculado a la municipalidad de Puerto del Rosario desde 1898 a 1923; ejerció la alcaldía de Puerto de Cabras en los años 1918-20 y la Presidencia del Cabildo Insular de Fuerteventura desde 1920 hasta su muerte, en 1924. Desde un punto de vista ideológico transitó el liberalismo en una apuesta decidida por el Puerto frente al Partido Majorero.

viernes, 26 de septiembre de 2014

La Plaza de Nuestra Señora del Rosario

Es la única plaza rotulada por el Ayuntamiento en el siglo XIX. Lo acordó la corporación en 1887 en una resolución que venía a refrendar el centro religioso de la naciente ciudad; un entorno urbano ya previsto en el diseño que en 1808 propuso a la comunidad Diego Miller, uno de sus primeros pobladores que se estableció en la calle primera al poniente de la Iglesia, en una casa que compró al orotavense Francisco Gervasio Ventoso.
Aquí se trasladó la ermita y el ajuar de culto en 1828, desde su primera ubicación en la calle de La Marina, para comenzar una lenta andadura arquitectónica que no se concluyó hasta 1930; algo más de cien años después del inicio de las obras de la plaza.
La plaza estaba entonces rodeada de cuatro calles rodadas: la del Norte, hoy Primero de Mayo; la del Rosario; la de San Roque, hoy Secundino Alonso, y la León y Castillo.


martes, 16 de septiembre de 2014

El Barrio de El Charco

Al norte del muelle comercial de Puerto del Rosario se encuentra este populoso barrio que debe su nombre a los charcos que sirvieron de carenero, varadero y hasta astillero utilizado por los carpinteros de ribera para la prueba de sus construcciones navales.
Numerosos hornos de cal se construyeron a orillas de aquellos accidentes geográficos y de Punta Gavioto, y entre unos y otros hicieron los ejercicios de tiro los primeros cuerpos de ejército y guardia civil que se establecieron en Puerto de Cabras desde finales del siglo XIX.
Pero el barrio publicó su primera historia en 1999, costeada por el Ayuntamiento del Puerto y escrita con la memoria y los documentos del grupo comunitario en un taller de historia coordinado por Inmaculada de Armas, al que remitimos a los curiosos.
Los primeros impulsos urbanísticos se dieron parejos al nacimiento de Puerto de Cabras; luego vendrían los proyectos del Mando Económico de Canarias en la década de 1940: Cuarteles, viviendas militares, plazas y colegio...avanzaron sobre la zona que nos ocupa. Entonces no había otra calle que la actual Almirante Lallemand, que vino a despejar el viejo nombre que pasó a designar, por extensión a todo el barrio.



lunes, 8 de septiembre de 2014

La calle Comandante Franco, 1926

Rótulo que vino a sustituir el antiguo nombre de calle La Rambla, a instancias del concejal del Partido Republicano Federal, Ángel González Brito, que lo propuso a la Comisión Permanente del entonces Puerto de Cabras, en recuerdo del aviador Ramón Franco Bahamonde, uno de los tripulantes del hidroaviones Plus Ultra, que cubrió la ruta Palos (Huelva)-Buenos Aires.


miércoles, 3 de septiembre de 2014

La Calle Fernández Castañeyra, 1895

Así nominada por el Ayuntamiento del entonces Puerto de Cabras, sustituyó al rótulo que la marcaba hasta ese año como calle de la Ascensión, la segunda a la izquierda de la calle León y Castillo.
Su actual rótulo rinde homenaje a la persona de Ramón Fernández Castañeya (1844-1916), quien ejerció la alcaldía del Puerto entre 1875 y 1902, con algunas interrupciones en el periodo de mandato.


Entre los méritos alegados para la nominación de esta calle, el 25 de agosto de 1895 se consignaron los siguientes:
Gestión del fondo de calamidades, empedrado de la calle León y Castillo, promoción del muelle municipal, gestiones para que en el plan general de carreteras se incluyera la del sur y el ramal a Tetir, gestiones para obtener una Dirección de Sanidad Marítima en Puerto de Cabras, para el telégrafo, etc.
Ramón Fernández Castañeyra acogió en su casa a los visitantes ilustres del viejo Puerto de Cabras, colaborando con científicos como R.Vernau o Juan Bethencourt Alfonso, y se encuentra también entre los promotores de la Sociedad de Aguas La Esperanza, y del periódico La Aurora (1900-1906), que dirigió su hijo José Castañeyra Carballo (Padre de Ramón Castañeyra Schamann, el amigo de Unamuno durante su destierro en Fuerteventura).
Ramón Fernández escribió numerosos artículos para la prensa del último cuarto del XIX, siendo habitual colaborador de La Aurora y autor de "Memoria sobre las costumbres de Fuerteventura, escrita para Juan Bethencourt Alfonso" y publicada por el Cabildo de Fuerteventura en 1991, con prólogo, notas e índices de Francisco Navarro Artíles.
Precisamente el profesor Navarro Artíles, escribió una semblanza biográfica de Fernández Castañeyra bajo el título "Glosa del buen cacique", publicada en la revista insular Malpaís, número 16, de diciembre de 1990.